Creo ya en alguna ocasión os he hablado de los furanchos.
Los furanchos, forman parte de la tradición gallega, son normalmente casas con una zona (bodega, garaje…) habilitada para degustar el vino de la finca, generalmente acompañado de productos caseros que hacen que el vino no caiga en vacío, normalmente tortilla de huevos de casa, empanada, zorza, chorizo, queso, oreja…
Oficialmente, un furancho o loureiro (en castellano: laurel), es un local de temporada (entre febrero y mayo), habilitado en una casa o bodega particular para vender el excedente del vino elaborado para consumo propio.
Poco a poco, los furanchos, fueron «complementando», por decirlo de algún modo, el vino vendido con otros productos como jamón, chorizo, oreja, zorza, tortilla, callos etc, y terminaron realizando actividades propias de bares y restaurantes, eso sí, a un precio mucho más bajo y sin estar sometidos a ningún tipo de gravamen ni de control (léase «particularmente» sanitario) que si se aplicaban a los establecimientos de hostelería. Esto provocó denuncias por parte de los hosteleros por competencia desleal, lo que originó la publicación de una normativa autonómica (2008) que definía los requisitos que debían de reunir los furanchos y que actividades se permitía que desarrollasen:
DEFINICIÓN: furanchos son aquellas bodegan cuya actividad principal es suministrar mediante precio el vino excedente del consumo propio que procede de sus viñedos.
Se identificarán mediante la exhibición, en un lugar visible, de una placa identificativa con la denominación de «furancho», que puede ir acompañada de la tradicional rama de laurel.
Deben de tener autorización de apertura expedida por el Ayuntamiento para un determinado periodo de tiempo en función de la declaración previa de producción anual de la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia, que en todo caso no podrá ser superior a 3 meses, ni estará comprendido entre el 1 de diciembre y el 30 de xuño.
El vino no se podrá servir embotellado, procederá directamente del barril, las comidas deberán de proceder de establecimientos autorizados y estarán etiquetadas y documentadas y, en ningún caso, se elaborarán en el mismo furancho.
Los precios se expondrán de modo legible y en un lugar visible.
Este intento legislador, como ya os imaginaréis, no cuajó… y las cosas siguen siendo como siempre han sido. En las Rias Baixas sigue habiendo furanchos tradicionales en O Hío, P0ntevedra, O Salnés, Bueu, Vilaboa, Marín, Poio, Redondela y muchos otros lugares.
Nosotros, aprovechando el buen tiempo, nos fuimos a furanchar el pasado fin de semana, bebimos albariño y tinto país y como no, unas tapitas (tortilla y oreja) y genial!!!
Para quienes queráis encontrar un furancho cuando os acerquéis a la provincia de Pontevedra es interesante esta página:
http://www.defuranchos.com/es