El otro día Chuni se fue de viaje y me trajo de la The Food Society de la T4 (Madrid-Barajas) uno de esos regalitos gastronómicos que tanto me gustan: la Torta de la Dehesa Hacienda Zorita que ya habíamos degustado en una cata de vinos y quesos en el Aleph (Cata en el Aleph, Comiendo Flores).
Bajo el paraguas de la firma Hacienda Zorita se cobijan una bodega (Marqués de la Concordia: Rueda, Tempranillo, Syrah y Magister), una granja orgánica que produce quesos, aceite de oliva y productos ibéricos, un hotel de 5 estrellas y una cuidada oferta gastronómica. Con sede en Salamanca, en la cuenca del Duero, es la primera del Grupo Haciendas de España creada para elaborar productos naturales.
Es una torta tipo la Torta de la Serena o Torta del Casar o el portugués Queijo de Azeitão, con corteza natural y un interior de pasta blanda y suave, con un aroma menos intenso que otras tortas similares pero con un gran sabor y con su puntito picante, deliciosa. Presentada en pequeño formato (250 grs) está buenísima en boca, donde se funde y despliega todo su sabor, muy intenso y persistente, aunque, comparada con otras tortas de características similares, quizás le falte un puntito de cremosidad, lo que por otra parte se soluciona con un golpe de calor.
Está elaborada a partir de leche cruda de oveja churra y cuajo vegetal, que proviene de la maceración de los pistilos de las flores del cardo silvestre, me resulta éste un dato sorprendente o al menos curioso…
Este queso cuenta con un célebre embajador: Víctor Gutiérrez, el único cocinero en España de origen iberoamericano, es de Tarapoto -Perú- que posee una estrella Michelín, que mantiene ininterrumpidamente desde 2005 hasta hoy.
Es ideal para untar en pan caliente o en tostas.